Por María José Santa Cruz.
La mesa redonda “Presunción de Inocencia y los juicios paralelos” organizada por la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación (RAJL) en el Ilustre Colegio de Abogados de Valencia, que tuve la suerte de moderar, fue una sesión muy interesante y constructiva, tanto por los magníficos ponentes como por el tema elegido.
Jaime Vegas, Catedrático de Derecho Procesal, explicó la realidad que estamos viviendo, dura para los que son inocentes y se ven inmersos en un caso mediático, que se prolonga años de instrucción, y que siendo presuntamente inocentes constitucionalmente, sufren la consecuencias, pierden su cargo, su trabajo, su prestigio.
Como apuntó de forma magistral la Letrada penalista Angela Coquillat, la carga de probar la culpa en un proceso penal recae sobre el Fiscal y la acusación particular, no sobre el acusado. Lo que sucede en estos procesos mediáticos es que la mochila de culpabilidad que lleva el abogado de la defensa, que debe ir vacía al juicio, rebosa, está amplificada por la prensa y los medios y el presuntamente inocente llega al juicio presuntamente culpable, por lo que es muy difícil que quién tiene que juzgar se abstraiga de esta carga de culpabilidad, qué decir del jurado, gente del pueblo, legos en esta materia, y que no viven aislados, que saben “todo” lo que dicen los medios amplificado… ¿Dónde queda la presunción de inocencia?
Manuel Marlasca, periodista especialista en tribunales, estuvo muy valiente en un foro lleno de abogados donde se manifestaron críticas a su profesión, explicando que en muchas ocasiones, por falta de formación de los periodistas o porque los medios no pagan sueldos ni asumen costes para hacer un periodismo de investigación, la tertulias cuentan con cualquiera que opina de todo, sepa o no de la materia. Ante fotografías como la famosa mano de la detención de Rato, se preguntó ¿quién tiene la culpa?, ¿el periodista que saca la foto y acude a la detención que puede ser la noticia de su vida?.
Efectivamente esa es la cuestión y la conclusión fue clara, si un juez quiere que un sumario sea secreto, no sale ni una letra del Juzgado. El periodista explicó que en 30 años de profesión, los soplos siempre han venido de los abogados con interés, “te lo paso si tratas bien a mi cliente”, y siempre parcialmente.
La polémica posterior en el coloquio fue dura con Marlasca que salió victorioso y valiente, dejando muy alta su profesión. La conclusión es fácil, todos los implicados, justicia, policía, abogados y periodistas tenemos nuestra parte de responsabilidad.
Concluyeron que no hay solución, ya no sirve la máxima de la noticia de hoy es para envolver el bocadillo de mañana, que usamos muchos abogados, ya que las redes sociales, hoy por hoy, son imparables. Pero hay una esperanza, como apuntó Jaime Vela y es HACER LAS COSAS MEJOR. Y dio ejemplos, acortar los pleitos penales de manera que no se acumulen en cientos de tomos imposibles de juzgar en un macro juicio y en los que inocentes son absueltos diez años después con un daño irreparable, y aportó la idea de hacer de cada macro juicio 27 o los que fueran juicios pequeños, que se acortasen en el tiempo y absoluciones rápidas. Otra forma de hacer las cosas mejor es garantizar los momentos iníciales de un caso, la letrada Angela Coquillat, en este punto recordó como la legislación aplicable, desde directivas europeas a normas del Consejo General del Poder Judicial, ya establecen cómo se debe garantizar una detención, es decir, simplemente que todos cumplamos con lo regulado. Que los jueces vigilen y eviten situaciones en las que la presunción desaparece, que los abogados seamos “prudentes” y no utilicemos en nuestro interés los medios y que la prensa cuide no amplificar, sino informar.
En definitiva, la prensa, los medios, los abogados, los jueces, no son la causa del problema, el problema es que no hacemos las cosas mejor, por miedo, por ignorancia, por protagonismo, y como dijo Juan Martin Queralt, en lo que respecta a los abogados, todo esto hace que estemos “a la baja”.
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